Libro de armoria

Heraldica de la corona de Aragón

Heraldica del apellido ENTENÇA, BERNAT GUILLEM

Significado del apellido ENTENÇA, BERNAT GUILLEM

Catalanoaragonés. Del Reino de Aragón. De oro, el jefe de sable. [Arxiu Armoria].

Sepulcro en el monasterio de El Puig (Valencia), de Bernat Guillem d'Entença, Señor de Fraga en los años 1215-1238).


(*) Bernat Guillem d’Entença señor de Fraga (1215-1238) - La muerte del rey Pedro II de Aragón en el asedio del castillo de Muret (1213), obligó a dirigir la mirada en su sucesor, su hijo Jaume. Jaime I como rey. Contaba con poco más de seis años. En esas circunstancias era forzosa la presencia de un consejo de regencia. Durante dicha regencia, muchos nobles y caballeros, emparentados con el heredero, pretendieron el control político, incluso la corona. Las intrigas y persecuciones al joven Rey fueron tantas que dieron como resultado la forja de un carácter recio en el joven monarca. Carácter que tuvo ocasión de demostrar a lo largo de su vida, especialmente manteniendo controlada a la nobleza. Aprendió a no fiarse nunca de ella, más bien a manejarla. Dada la importancia del castillo y término de Fraga, sobre el que tuvieron derechos feudales numerosos personajes, -siempre como feudo real-, el monarca Jaime I resolvió ceder el control y rentas de Fraga a los hermanos Guillem d’Entença y Bernat Guillem d’Entença. [En castellano: de Entenza]. Hoy nos interesaremos por uno solamente: Bernat Guillem d’Entença. La historiografía actual apenas le menciona, y menos, como señor de Fraga. Es, por lo tanto, una primicia resumida en estas líneas. El interés del monarca por el castillo de Fraga –o sea, por la villa y su término- era doble: por un lado, el control de aquellas ciudades como Lérida, Tortosa y Fraga que tenían diversos señoríos o gobernadores simultáneos, fórmula experimentada en el mismo momento de la reconquista, pero que tan mal resultado estaba dando. Y por otro lado, la necesidad del monarca de disponer de un representante real en defensa de la parte correspondiente al señorío. La elección Bernat Guillem d’Entença, tío del rey Jaime, no fue casual. Desde 1148, el conde Ramón Berenguer IV dispuso que las rentas reales en los lugares del Cinca, Segre y Ribera del Ebro fueran ingresos sustanciosos para la corona, ingresos que debían permitir dotar a la casa real con generosidad. Por lo tanto, la mejor guarda debía ser la propia familia del monarca. Además, a ellos estaba reservada la riqueza de los lugares reales en las riberas del Segre y Cinca. Resolvamos primero la cuestión del parentesco y la ambigüedad de los dos nombres citados: Guillem y Bernat Guillem d’Entença. El parentesco parece resolverse así: María de Montpellier, esposa del rey Pedro II de Aragón, y madre del rey Jaime, era, a su vez, hija de Guillem VIII de Montpellier y de la princesa de Hungría, Eudoxia de Comnene. Habiendo solicitado el citado Comnene, señor de Montpellier, la anulación de su matrimonio, tuvo dos hijos de una dama castellana, que no fueron reconocidos por la Santa Sede. Se llamaron Guillem d’Entença y Bernat Guillem d’Entenza, nuestros protagonistas. Ambos eran, pues, tíos del rey Jaime I, por parte de madre. En 1213, la Cancillería real resolvió conceder el señorío de Fraga a Guillem d’Entença, pero éste lo cedió a su hermano Bernat Guillem, en julio de 1215, juntamente con la posesión de otros castillos, como el de Aiscle, los valles de Eyres y Berin y otros. Este personaje se vio forzado a compartir gobierno con el Concejo local, erigido por concesión del citado rey Pedro II en 1201. Pero, a su vez, el citado Entença compartió las rentas de Fraga con otros señores. Por eso, en 1231, intentando simplificar esta situación, el rey Jaime I consiguió permutar la parte correspondiente a los conde de Urgel en Fraga. Las relaciones amorosas del rey con la heredera del condado, Aurembiaix de Urgel, -una de sus numerosas amantes- facilitaron los intereses del monarca, aunque años más tarde, los condes de Urgel volvieron a recuperar el señorío de Fraga. De este modo, en 1215 Bernat Guillem d’Entença se hizo cargo también del control y administración de las rentas de Fraga correspondientes a los condes de Urgel. Pero no las de los Montcada-Bearn, que disfrutaba Guillem de Montcada, hijo de Guillerma de Castellvell. Algunos años más tarde, los Montcada, Castellvell y Entença emparentarían entre si. Cuando el rey Jaime I, con poco más de veinte años, emprendió la conquista de Mallorca (1228), consiguió concentrar familiares y parientes a su lado. En la toma de Mallorca destacó Bernat Guillem, señor de Fraga. También en la empresa reconquistadora de Valencia, donde el protagonismo del noble Bernat Guillem fue destacable. Iniciada la conquista de Burriana en 1234, nuestro Bernat Guillem disfrutó de la confianza del rey al cederle el control de la tropa que había de conquistar dicha localidad. Sin embargo, Bernat Guillem fue herido en el asedio en enero de 1235, y falleció en el campamento del Puig de Santa María. Hecho conocido como la batalla de Enesa, según la llamaron los sarracenos. El suceso de la muerte del capitán la tropa, -cargo que tenía el señor de Fraga-, obligaron al rey Jaime a personarse al campamento avanzado y prometer a los caballeros que no se movería de su lado hasta conquistar definitivamente Valencia. En el mencionado campamento surgió la leyenda del murciélago, conocida como la del Rat penat de los valencianos –que el propio rey describe en su crónica- y que más tarde había de pasar a coronar algunos escudos, como puede verse en el de Fraga. Las citas que el rey hace de su tío Bernat Guillem en su Crónica son abundantes, sobre todo, desde 1233 hasta la fecha de su fallecimiento a las puertas de Puig de Santa María en 1235. En ellas resalta su brillante participación en la campaña militar hacia la conquista de Valencia. En realidad, las algaras o escaramuzas sólo constan en los momentos iniciales de dicha campaña, porque luego se sucedieron solamente pactos de capitulación. Otra anécdota ocurrida en el citado campamento del Puig consistió en que el rey ciñó la espada de caballero a Guillem Bernat d’Entenza, hijo menor del recién fallecido Bernat Guillem, señor de Fraga. La anécdota consiste en que ese hijo contaba solamente con unos diez años. Concesión que hizo ante todos los caballeros presentes, el día del sepelio de su padre. Unos años más tarde, el hijo primogénito del difunto señor de Fraga, que se llamaba Berenguer d’Entenza, junto a su hermano menor, el citado Guillem Bernat, sí como herederos de éstos, protagonizarían numerosos conflictos en las Ribera del Cinca y del Segre. (Extraído en parte de: http://www.lavozdelbajocinca.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1120).